Año Jubilar de la Misericordia

24 de julio de 2014

Evangelizar la familia juntamente con el niño: 10 sugerencias para recibir a los niños en la parroquia

Partimos de la distinción entre el valor del sacramento y el fruto que debe dar ese sacramento y todo lo que trabajamos para llegar a él. Nuestros sacramentos son válidos porque seguimos el ritual, pero no dan fruto porque no seguimos aquel mandato del Señor que nos cuenta Mateo 28: Id y haced discípulos… ¿Da fruto un sacramento celebrado por una familia no evangelizada?

Nuestro objetivo principal no debe ser preparar bien un sacramento para el niño sino evangelizar a la familia entera. Cuando un niño es traído a nuestra parroquia para prepararse para la Primera comunión, debemos recibir a la familia entera, hablar para la familia, formar para la familia, celebrar y hacer fraternidad para y con la familia, ofreciéndole toda la riqueza parroquial, en cuyo conjunto el sacramento es tan solo un paso entre etapas de la vida.

10 sugerencias para cumplir el objetivo
1.- Acoger a los padres y presentar la catequesis personalmente, no dar la ficha de inscripción sin contarles la vida parroquial; estar disponibles para informar y si es posible con un café sobre la mesa. En palabras del P.J.Mallon, para que una parroquia funciones, una familia, una empresa, …, ésta ha de tener clara la visión de su futuro, de sus objetivos; Y en todo momento transmitir esta visión a quien se acerque a la parroquia. Que la gente se quede en nuestra parroquia porque se identifica con nuestra visión y objetivos, no por otras razones de cercanía, exigencias o simpatías.
2.- Hacer una fiesta de bienvenida, y hacer de toda la catequesis una fiesta; los niños tienen que distinguir la catequesis de una clase por la fiesta que supone ver nacer tantos hermanos a la vez, que van a darte fraternidad los próximos 100 años!. En esta fiesta ha de tener parte muy activa la familia al completo.
3.- Acompañamiento de los padres veteranos a los nuevos, en reuniones informativas y celebrativas, en tareas y colaboraciones; en la calle y durante la semana. Que quede claro que a partir de que han elegido parroquia ya somos una familia. En principio es suficiente que una pareja de veteranos tutorice un grupo de padres recién llegados.
4.- Transformar cada catequesis en una experiencia; los niños además de aprender tienen que Vivir, experimentar el evangelio. Si en lugar de hablar del perdón nos lavamos los pies unos a otros, se entenderá mucho mejor. Y si luego los niños hacen esto mismo en la familia ya no podríamos pedir más.
5.- Que la catequesis tenga una consecuencia en la familia cada semana. Si tratamos el bautismo, la familia ha de hacer una excursión al lugar de su bautismo e invitar a un café al sacerdote que le bautizó, y recordar el por qué de la decisión. Como el tiempo en casa está muy escaso hay que pensar tareas fáciles de hacer.
6.- Que la catequesis configure la personalidad y el proyecto de vida del niño, mediante un valor que vamos adquiriendo cada semana y sumando a nuestra personalidad. Si tratamos que Dios es creador, y debemos estar agradecidos, esa semana vamos a trabajar en casa el agradecimiento. A la familia no vamos a llegar tanto por la formación como por la forma de relacionarnos.
7.- El catequista tenga relación personal con la familia, más aún que el tutor del colegio pues estamos formando una conciencia, configurando una personalidad, ofreciendo una forma de valorar la realidad, amigos, trabajo, inquietudes, intereses personales, etc. Es fundamental avisar de las faltas, echar de menos, llamar para preocuparse por; sufrir los suspensos y celebrar las alegrías; estar cercano como buen acompañante.
8.- Ofrecer retos, proponer necesidades en que implicarse a toda la familia. Si una parroquia no tuviera tareas que proponer a unos padres, debe hacer una parada, reunir el Consejo parroquial y diseñar retos para el nuevo año que permitan a las personas que llegan tener una misión en la que desarrollar sus inquietudes personales o familiares. El Consejo parroquial no puede limitarse a decidir obras o valorar las celebraciones; su misión es Crear VIDA en la parroquia.
9.- Trabajar todas las riquezas de la parroquia desde el primer día: Los franciscanos nos cimentamos en estos cinco pilares tanto para nosotros como para toda criatura que viene a nuestros espacios: Fraternidad, formación, Oración, misión y Testimonio. No quedarnos en la formación de cada sesión; Debemos ofrecer fraternidad, celebrar los cumpleaños, dar paseos, tomar chocolates, ir al parque; Ofrecerles  oración: es tarea de los abuelitos o papás que aprendan las oraciones en el día a día, pero es tarea de la parroquia el ayudarles a tener un hábito de oración, proponerles para cada semana o mes una oración nueva, según el tiempo o el evangelio; e incluso quedar algún día como grupo para un paseo-oración.
10.- Una misión también para los niños; Desde pequeñitos nos realiza el sentirnos útiles y corresponsables; la principal misión del niño es llevar la parroquia a casa, las noticias, los eventos, invitar a sus padres a una excursión parroquial, a la oración de padres, etc. Esta misión debe cuidarla mucho el catequista.
11.- Y en medio de todo, la parroquia tiene que tener claro el itinerario que ofrece a cada persona. Desde un niño a un adulto debe tener claro que hay después de lo que estamos haciendo ahora; cual es la siguiente etapa; a donde lelgo si acabo este curso. Tener claro un itinerario parroquial de 0 a 100 años, donde no haya ningún grupo sin antes ni después; todo debe estar encadenado, secuenciado; ser parte de un todo

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Fray Dino. Franciscanos Coruña