Año Jubilar de la Misericordia

24 de septiembre de 2014

Recursos catequéticos para el Domingo XXVI del Tiempo Ordinario

Amigos, según Jesús, jamás hemos de desesperar por muchas y graves que hayan sido nuestras negativas a Dios, siempre a Dios, siempre que seamos capaces de arrepentirnos y cambiar nuestra actitud respecto de él. Al contrario les sucede a los que se creen buenos, por su vida, sus cumplimientos de la ley, su ascesis y sus devociones, pensando que, de esta manera, se merecen ya la salvación.

En la primera lectura, el profeta Ezequiel nos invita también a la conversión, coincidiendo y explicando la parábola de Jesús. Actitud semejante, por cierto, a la que nos refleja en el himno que recoge San Pablo en el pasaje que leeremos, por la lectura continua, de su carta a los Filipenses, sobre Jesucristo, en el que brilla por encima de todo la humildad.


Amigos, lejos de nosotros la autosuficiencia, ella es el camino de nuestra perdición. Crezcamos, por el contrario, en la humildad, que nos lleva a la continua revisión y conversión.